sábado, 14 de marzo de 2009

Diario intimo de Thomas O´Mailley (La historia de un gato común europeo)

25 de Diciembre 2006.


Hoy me desperté con una sensación diferente. Afuera unos ruidos de la puta madre, y no se que pasa. Parece que Boca salio campeón otra vez, porque empezaron esos ruidos raros que me hacían pedazos los tímpanos y yo del miedo no podía salir de debajo de la mesada, el único lugar de la casa que parece ser a mi medida. El gordo no me hizo una casa para mi; me acuerdo que con mi mamá y mi hermana vivíamos en un cuarto separado, y teníamos un canasto donde estaba nuestra cama, pero este pedazo de pelmazo no me dio mas que una alfombrita en el baño para dormir. Quisiera saber si el puede dormir ahí,…Lamento tanto no haberme despedido de mi familia,.. Que seguro me estarán extrañando, pero mi mamá nos decía seguido que íbamos a estar mejor, que seguramente habría niños para jugar, u otros animales, y acá el único animal es el que me quiso dar de comer un pedazo de fideo hervido, que se cree? Que estamos en Italia? No sabe que necesito nutrientes? En fin…. Es difícil a veces querer explicarle, porque cada vez que intento decir algo me corre por toda la casa gritándome “sssshhhhhhhtttttt” y seguido pronto por un coscorro. De lo que estoy seguro es que esto es una dictadura, por ahora: pronto me revelare y haré de las mías, para que se enteren de las cosas que me pasan. Pero por ahora aprendí rápido la lección, y me callo para no tener que sufrir, y encima de todo, tengo que escucharlo diciéndome: “que gato mas bueno, como hace caso” … Gil… esperáte nomás a que sea grande como un tigre y ahí vamos a estar de par a par.Igual la paso bastante bien. Leo no esta en todo el día y me divierto mucho con zapatillas con cordones, cables por el suelo, patas de las sillas, el “acolchado”, y además, hay un millón y medio de cosas desparramadas por el suelo. Siempre dice “tengo que acomodar” pero nunca lo hace jeje y que así siga.Me voy a dormir, mañana es sábado y espero que me de un poco mas de bola que en la semana.

jueves, 12 de marzo de 2009

Diario íntimo de Thomas O´Mailley (La historia de un gato común europeo)


12 de Diciembre de 2006.


Estaba tranquilo en mi casa, jugando de a ratos con mi hermanita y tratando de soportar esa horrible bola de grasa y pelos, que algún humano al llegar llamó "que lindo pastor ingles, ¿muerde?". Pero, por favor, que nombre es ese??A pesar que el calor no nos daba tregua, mi hermanita y yo, que ya habíamos cumplido 45 días de vida, empezamos a descubrir las uñas, esas que Mamá nos dijo que aprendamos rápidamente a usar, para defendernos, para alimentarnos o tan solo para romperle un poco los honores a esos cachorros de humanos que no hacen otra cosa que confundirnos con un peluche. No entendemos mucho a Mamá, pero sabemos que tiene mucha mas experiencia y debemos hacerle caso, así que mi hermanita y yo estamos tratando de molestar lo mas que podamos para llamar su atención. En un momento de la tarde, calurosa y pegajosa, llega un humano un tanto gordo, que me sostiene entre sus manos y me dice ser mi papá. Está completamente loco! y yo no puedo parar de reírme por dentro a nuestra manera de gatos, no solamente porque no es peludo como yo, sino que es tan obeso, pelado y mal hablado que nunca pudo haber sido el novio de mi mamá. Aunque los amigos lo cargan con que le gustan los gatos, yo sigo sin entender esos comentarios.Al final, cuando ya era tarde, estaba casi oscureciendo, me metió en un bolso con respiraderos tipo canasto, y nos fuimos de casa. Ni siquiera pude despedirme de mi mamá, ni de mi hermana ni de los humanos que antes me trataban tan bien. Empezó a caminar y pensé que iba a llevarme a algún lugar extraño, de esos donde mamá nos contó que los mas chiquitos no vuelven, donde se los maltrata y sobre todo, donde no hay comida gratis. Mamá ya nos había enseñado acerca de cuidarnos de esos sitios, pero ¿como hacia para escaparme? Intente por todos los medios, gritaba, arañaba, me retorcía de desesperación y hasta traté de llamar la atención haciéndome pis adentro de esa cárcel, pero nada. El gordo caminaba tranquilo y ni se inmutaba con mi desesperación.Llegamos a un edificio, entramos a una habitación mucho más chica que mi casa, con un desorden kilométrico y sin absolutamente nada para comer.“Te llamas Thomas O´Mailley y yo soy Leo, y esta es tu casa a partir de hoy. Espero que nos llevemos bien”, me dijo.Así empezó mi vida con el gordo.